Delia, 30 años, casada.
“No sé si obligar a mi hija Magdalena a asistir a la catequesis de primera comunión. Ya tiene nueve años y no quiere ir. El año pasado intentó participar en uno de los grupos, pero no se sintió a gusto y tuve que aceptar que lo dejara. Desde entonces ha pasado un año. He hablado con el párroco y, según me ha dicho, en ese grupo reina un ambiente muy agradable. Pero Magdalena ya no tiene ganas de reincorporarse. A pesar de todo, es una chica buena y piadosa. Estoy desconcertada”.
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