Catequesis de confirmación
confirma
¿Quién es este Jesús?
Descripción
Se llamaba Yeshúa. Según la etimología más popular, el nombre quiere decir «Yahvé salva».
Se lo había puesto su padre el día de su circuncisión. Era un nombre tan corriente en aquel tiempo que había que añadirle algo más para identificar bien a la persona.
En su pueblo, la gente lo llamaba Yeshúa bar Yosef, «Jesús, el hijo de José». En otras partes le decían Yeshúa ha-notsrí,«Jesús el de Nazaret».
En la Galilea de los años treinta era lo primero que interesaba conocer de una persona: ¿de dónde es?, ¿a qué familia pertenece?
Si se sabe de qué pueblo viene y de qué grupo familiar es, se puede conocer ya mucho de su persona.
Un hombre de pueblo (de la región de Galilea)
Para la gente que se encontraba con él, Jesús era «galileo». No venía de Judea; Provenía de Nazaret; era de una aldea pequeña, desconocida.
En Galilea se hablaba arameo. Fue la lengua materna de Jesús y sus primeras palabras para llamar a sus padres fueron abbá e immá.
Todavía quedan claros vestigios de su lengua aramea en el texto de los evangelios.
Los galileos hablaban el arameo con algunos rasgos que los diferenciaba de los judíos de Judea. En concreto, no pronunciaban bien los sonidos guturales, y eran objeto de chistes y burlas en la capital. A Jesús, lo mismo que a Pedro, el acento traicionaba su origen galileo.
Concretamente, era de Nazaret, un pueblo pequeño, pobre, perdido en la montaña, que no aparecía en ningún escrito (hasta la llegada de Jesús).
Un obrero
Lo que ciertamente aprendió Jesús en Nazaret fue un oficio para ganarse la vida.
Todos sabían que era hijo de un «artesano».
La actividad de un artesano de pueblo abarcaba trabajos diversos. No es difícil adivinar los trabajos que se le pedían a Jesús: reparar las techumbres de ramaje y arcilla deterioradas por las lluvias del invierno, fijar las vigas de la casa, construir puertas y ventanas de madera, hacer modestos arcones, alguna tosca banqueta, pies de lámpara y otros objetos sencillos.
Con su modesto trabajo, Jesús era tan pobre como la mayoría de los galileos de su tiempo.
La gente de pueblos tan pequeños como Nazaret no tenía medios para el aprendizaje ni libros en sus casas.
No sabemos, pues, si Jesús aprendió a leer y escribir.
En estos pueblos la gente tenía una gran capacidad para retener en su memoria cantos, oraciones y tradiciones populares, que se transmitían de padres a hijos.
En este tipo de sociedad se puede ser sabio sin dominar la lectura ni la escritura. Probablemente así fue Jesús.
Un día cambió de estilo
No sabemos cuándo ni cómo, pero Jesús dejó su trabajo de artesano, abandonó a su familia y se alejó de Nazaret.
Se retiró al desierto, lugar de oración y allí se encontró con Juan el Bautizador
Le encantó este profeta del desierto.
¿Qué encontró en la persona de Juan y en su mensaje?
El mismo templo está corrompido; ya no es un lugar santo; no sirve para eliminar la maldad del pueblo. Hay que empezar de nuevo.
Juan eligió el lugar preciso en que, según la tradición, el pueblo conducido por Josué había cruzado el río Jordán para entrar en la tierra prometida. En la nueva vida
Hasta la aparición de Juan no existía entre los judíos la costumbre de bautizar a otros. Se conocía gran número de ritos de purificación e inmersiones, pero los que buscaban purificarse siempre se lavaban a sí mismos.
Juan es el primero en atribuirse la autoridad de bautizar a otros. Por eso precisamente lo empezaron a llamar el «bautizador»
Jesús se acercó al Bautista, escuchó su llamada a la conversión y se hizo bautizar por él en las aguas del río Jordán.
Si acepta el «bautismo de Juan», Esto significa que comparte su visión sobre la situación desesperada de Israel: el pueblo necesita una conversión radical para acoger el perdón de Dios.
Pronto Jesús se va retirando del estilo de Juan
Jesús asumió el bautismo como signo y compromiso de un cambio radical.
Pronto comienza Jesús a hablar un lenguaje nuevo: ha llegado el «reino de Dios». No hay que seguir esperando más, hay que acogerlo.
Lo que a Juan le parecía algo todavía alejado, está ya irrumpiendo; pronto desplegará su fuerza salvadora.
Hay que proclamar a todos esta «Buena Noticia». El pueblo se ha de convertir, pero la conversión no va a consistir en prepararse para un juicio, como pensaba Juan, sino en «entrar» en el «reino de Dios» y acoger su perdón salvador.
Para ampliar conocimientos:
Leer los capítulo 2 y 3 del libro : "Jesús, aproximación histórica" (está en la carpeta: libros)
Para reflexionar:
- ¿Qué te parece la visión de Jesús desde la perspectiva de un hombre normal?
- ¿Te gustaría aclarar algo?