Catequesis de confirmación
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2) Santificado sea tu nombre
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Descripción
1. ¿Necesita Dios que su nombre sea santificado?
2. ¿Qué queremos decir con esto? Para comprenderlo mejor os doy estas ideas:
4. ¿Quiénes profanan su santo nombre? (una pista: Ez 36,20-22. Otras: Lev 22,31-32; Rm 2,24 )
5. Qué se puede hacer para que su nombre sea santificado? (una pista Ez 36,23 )
6. Recuerdas alguna ocasión en la que los cristianos en el "nombre de Dios" hayan hecho barbaridades, injusticias, asesinatos,... hayan profanado el nombre de Dios?
Un cristiano, esté donde esté, será siempre un testimonio a favor o en contra de su Dios.
También santificamos el nombre de Dios cuando resulta evidente a los ojos de todo el mundo que quienes hemos fundamentado nuestras vidas en Él somos felices y nos queremos.
2. ¿Qué queremos decir con esto? Para comprenderlo mejor os doy estas ideas:
a. El buen nombre de una persona expresa el punto de vista favorable que los demás tienen sobre esa persona. El nombre es su reputación, su honor.
b. Cuando entras en la propiedad de otra persona en el antiguo mundo bíblico, te preguntas: ¿Qué te parece? ¿Se encuentran bien los campos y los rebaños, los sirvientes y los dependientes, los esclavos y los emigrantes, los casados y los solteros? ¿Tienen todos lo suficiente?¿Se llevan bien entre ellos? Si todo está bien, alabas el nombre del dueño, elogias la reputación del cabeza de familia.
3. Echemos un vistazo a la casa de nuestro Padre. (el mundo):
¿Qué ves en este mundo?
¿Qué te parece? ¿Es santificado el nombre de Dios ?5. Qué se puede hacer para que su nombre sea santificado? (una pista Ez 36,23 )
6. Recuerdas alguna ocasión en la que los cristianos en el "nombre de Dios" hayan hecho barbaridades, injusticias, asesinatos,... hayan profanado el nombre de Dios?
Un cristiano, esté donde esté, será siempre un testimonio a favor o en contra de su Dios.
Santificar el nombre de Dios no es tanto cuestión de celebrar liturgias solemnísimas, edificar templos grandiosos o elaborar magníficos discursos teológicos.
Santificar el nombre de Dios está más bien relacionado con actitudes solidarias ante los ojos de los demás.
El nombre que debe ser santificado, exaltado, glorificado, es el de Dios. No el nuestro, ni el de nuestra familia, ni el de nuestra tribu, ni el de la Iglesia o nuestra organización, ni el de nuestros líderes espirituales.También santificamos el nombre de Dios cuando resulta evidente a los ojos de todo el mundo que quienes hemos fundamentado nuestras vidas en Él somos felices y nos queremos.