(Fig.1)
Era un hombre que pensaba
por qué a su verde ramita
una hojita le faltaba.
«¿El viento se la llevó?»
-el hombre se preguntaba-
«¿O, tal vez, nunca brotó?»
Oyó que una vocecita
desde el tallo le decía:
«Si echas de menos la hojita,
no me sueltes de tu mano.
pon empeño y voluntad;
deja pasar el verano,
el otoño con su invierno
y la misma primavera.
No desesperes; espera.
Espera lo que haga falta,
una y otra y otra vez,
a que llegue tu vejez.
La vida sigue creciendo.
Con el tiempo tú irás viendo
cómo a tu verde ramita
le irá naciendo una hojita».
«Y colorín, colorado,
mi consejo ha terminado».
*
El hombre, muy sorprendido,
se tomó en serio el consejo.
Pasaron lentos los años
y el buen hombre se hizo viejo
y comprendió que lo añejo
es a un tiempo viejo y nuevo;
que la vida es imparable
y que incluso lo improbable
también entra en lo posible
y lo posible es creíble.
*
(Fig.2)
Doy fe de lo sucedido:
Por querer y haber creído
en la fuerza de la vida,
a la ramita del viejo
una hojita le ha salido.