Capitel de los reyes Magos. Autun

José Luis Sierra Cortés

El Sueño de los Reyes Magos.
Capitel en la catedral de Autun en Francia


La bellísima decoración vegetal de la parte inferior de este capitel, abstracta y geométrica, no natural, nos da una clave muy importante para la comprensión de la escultura romámica, a la que se solía calificar de tosca o torpe, cuando no de ingenua.

La escultura románica, con sus sintéticos y directos mensajes, está en función decorativa de la arquitectura, de la que no se desliga, sometiendo sus imágenes a las deformaciones que exija su emplazamiento arquitectónico.

Tras exhaustivos análisis, dos historiadores, Baltrusaitis y Focillon, establecieron dos leyes por las que parecían regirse los escultores románicos: la ley del esquema interior y la ley del marco.

Por la primera las figuras sufrirán las deformaciones convenientes para adaptarse al esquema decorativo abstracto, desentendiéndose de la apariencia natural.

Por la segunda las figuras se adaptarán al plano en que se insertan, estableciendo con el marco el mayor número de contactos posibles.

En la parte superior de este capitel vemos cómo el ángel, con un dedo, toca la mano de un rey que abre los ojos. Con la mano izquierda le señala la estrella. Modo sintético de indicarles a los reyes que regresen a sus tierra sin pasar por Jerusalén. La forma semicírcular de la manta que abriga a los reyes, con sus arrugas concétricas, tan geométricas, que sirve de unión con la parde baja del capitel, y los numerosos puntos de contactos de las imágenes con su marco, ejemplifican bien las leyes indicadas.

Hay un pequeños detalle que subraya la libertad compositiva del artista. La posición de la cama se ha inclinado y los reyes, por sus pies, tienden a crear una diagonal. Esta simple deformación permite que el ángel pueda desplegar sus dos alas. Así de libre es el arte románico.