Me gustaría saber qué le llevó al Greco a pensar en el Pentecostés de Tiziano cuando tuvo que iniciar el suyo en el retablo de María de Aragón.
Por lo pronto tuvo que estrechar y alargar el formato para acomodarlo al cuadro que tenía enfrente.
Del recuerdo del Tiziano da fe la composición en general y muy particularmente los dos apóstoles -de anatomía alargadísima en el Greco- que, de espalda, nos introducen en el tema.
Se diría que el Greco solo ha tenido presente algunos detalles compositivos del Tiziano y se ha desentendido de lo que es fundamental en el cuadro del maestro italiano, la violenta irrupción del Espíritu, el amplio espacio concedido a su luminosidad y la clamorosa agitación que afecta a los apóstoles. Estos tres detalles aparecen mitigados en el Greco.
El cretense se ha recreado en una pirotecnia de colores que modifica y dificulta delimitar el diseño de sus personajes.