Degas: L’absinthe.

José Luis Sierra Cortés

Una de las características más relevantes de las obras de Degas es su empeño en sintetizar movimiento y espacio, como se ve un sus cuadros de bailarinas en escena. Para ello pone en juego un enfoque espacial novedoso, más propio de la fotografía que de la pintura tradicional. Degas era un buen fotógrafo. Su concepción del espacio se subordina a la acción humana y carece ya de aquella estructura geométricaeuclidiana que nos legó el Renacimiento.

En su cuadro “L’absinthe” el espacio contribuye al enfoque psicológico y social del tema, que es lo que intento comentar.

El título del cuadro, “L’absinthe”, ya impregna de sabor amargo el tema. L’absinthe, ajenjo o absenta, a la que se atribuían efectos halucinógenos, era una bebida de alto contenido alcohólico y cierto sabor amargo, muy a la moda en el mundo romántico y artístico francés de finales del siglo XIX.

Los personajes del cuadro son dos seres marginados, mujer y hombre, que están bebiendo ajenjo. Ella tal vez sea una cabaretista o prostituta, ataviada con cierta elegancia pobretona y desaliñada. Su rostro, triste y perdido, delata el “absentismo” que le ha producido la absenta. Su compañero, cercano espacialmente, pero distante psicológicamenete -mira hacia otro lado- es un bohemio que fuma su pipa. Ambos, en tanto que seres marginados, están desplazados hacia «el margen» derecho del cuadro que, tangente a la pipa, corta la escena.

La cristalera a sus espaldas, en que se reflejan sus cuerpos, acentúa la sensación de soledad de unos seres que están a la intemperie de su divagación mental.

Lo dicho hasta aquí son detalles que se revelan a primera vista de quien se pregunta por el tema. Pero en un buen cuadro, como éste, todo lo que está en el cuadro es cuadro y, por tanto, componente del tema. Por eso interesa ver cómo Degas ha enfocado el espacio y lo ha cargado de connotaciones intencionadas.

Ofrecemos el cuadro boca abajo para que se puedan percibir los espacios sin tanta influencia del contenido.

Si entramos en el cuadro por la parte baja izquierda -puerta normal- nos topamos con un amplio sector de mesa que se une a otra mesa mediante el extraño artificio de una tablilla o algo a modo de puente. Alcanzada la segunda mesa, en un extraño zigzag la mirada se nos orienta y dirige hacia las copas de absenta y los personajes. De este modo el enfoque espacial ha acentuado el distanciamiento y marginación, y ha comprimido hacia el margen derecho el tema central de la escena, cargándose de connotaciones psicológicas y sociales que potencian la voluntad de proponernos la visión de dos marginados de la sociedad.

Es este un ejemplo de los peculiares enfoques espaciales que le interesaban a Degas.