El reloj de la vida
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Una oportunidad
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Llega una edad –ojalá llegara para todas y para todos– en la que nos vemos libres de muchas cargas familiares y sociales, de la competitividad, de responsabilidades profesionales, de estresante protagonismo, de planes y proyectos de futuro. Claro que, una vez libres de esas cargas, llegan otras: achaques de salud, pérdida de fuerzas, irrelevancia social, soledad, proximidad de la muerte… Es la hora de la gran liberación, la hora de ser libre de todo y de sí mismo, la hora de renunciar a proyectos, éxitos y ganancias, la hora de aprender a perder o, mejor, a ser más con menos, de ganar perdiendo.
Para eso es necesario un trabajo interior. La liberación no se improvisa en esta etapa de la vida. Pero, llegados a esta edad, libres de muchas cargas, no estaría mal que nos dedicáramos un poco más a ese viaje interior que nos libere más profundamente.